
Dice Julen Basagoiti que somos una micromultinacional. Desde luego tenemos el potencial de ser una marca transfronteriza, con presencia multinacional y alcance global. Sin embargo, el concepto de imagen profesional parece que solo deba aplicarse a aquellas personas que desarrollan su labor profesional de forma independiente, por cuenta propia, en proyectos donde su fuerza laboral se contrata por objetivos.
Y no es así. El mundo laboral y el entorno laboral han cambiado y hay que cambiar el enfoque con el que vemos nuestro branding y nuestras relaciones, especialmente si estamos trabajando por cuenta ajena.
Una marca transfronteriza
Como te decía antes, los trabajadores por cuenta propia, independientes, no digo nada de los nómadas digitales, tienen asumido que su propuesta de valor para el mercado debe estar claramente expuesta al mundo a través de su imagen profesional. Sin embargo, esto no está tan asumido en aquellos que trabajan por cuenta ajena, fundamentalmente en las generaciones que no son nativas digitales.
El mundo laboral y las relaciones de pertenencia y de fidelidad han cambiado en los últimos 30 años. Los años 90 del pasado siglo trajeron una profunda reconversión de los modelos de gestión empresarial que rompieron el tradicional sistema de producción en el que un trabajador entraba a una empresa cuando era joven y podía jubilarse en ella, desarrollando una carrera profesional de evolución progresiva en todos los aspectos. Los años 90 fueron los años del boom de las externalizaciones, que precarizaron no solo las condiciones de trabajo, sino también las relaciones de fidelidad de los trabajadores con sus empleadores (y viceversa).
La digitalización del mundo provocada por la llegada de Internet ha acelerado ese proceso de externalización e infidelidad. En la mayoría de los casos, eso también ha provocado una precarización del empleo, aunque en otros ha supuesto una oportunidad para aquellos que disponían de ventajas competitivas y de una propuesta de valor más atractiva.
Si hace 50 años, cualquier trabajador soñaba con entrar en una empresa grande o pequeña, incluso crear su propia empresa y progresar, hoy son pocos los jóvenes que tengan en su futuro ideal entrar a trabajar en un sitio y permanecer ahí hasta su jubilación. Su sueño es emigrar de empresa tantas y tantas veces como sea posible, oportuno o necesario, para conseguir sus objetivos vitales (y ahí cada uno marca los suyos). A eso me refiero cuando digo que somos marcas transfronterizas. Somos emigrantes laborales.
Marcas con alcance internacional
Creo que, afortunadamente, la capacidad de manejarse en otros idiomas al nativo está cada vez más extendida en España y en el resto del mundo (ahí nos sacaban algo de ventaja). Nuestras fronteras ya no son solo las que delimita la empresa en la que entramos a trabajar, sino que son también las fronteras físicas, culturales, idiomáticas de los países.
La mayoría de las grandes empresas del mundo son transnacionales o multinacionales, llámalas como quieras. Eso significa que trabajamos con equipos multidisciplinares, como antes, pero también multiculturales, multirraciales, multihorario y multilocales.
No es extraño trabajar por cuenta propia o por cuenta ajena con personas que están en otros países, con otros idiomas, que comen o se reúnen en horarios diferentes al nuestro, con sensibilidades culturales distintas y eso requiere un esfuerzo por nuestra parte para ser más adaptativos, versátiles y empáticos.
El talento es una de las variables a tener en cuenta para elegir con quién vamos a trabajar o quién nos va a contratar. Ya no se trata de tener relaciones de confianza con personas influyentes en un ámbito, que siempre ayuda, sino que es el talento la moneda de cambio a la hora de buscar empleo o de contratar empleo. El talento atrae talento y hace crecer el proyecto. Las empresas que rechazan el talento es porque tienen miedo a verse desnudas ante sus propias miserias como ecosistema de generación de valor para sus clientes.
El talento se abre paso por Internet, destaca sobre el resto de la mediocridad y triunfa en cualquier parte nuestro entorno. Y hoy, ese entorno es todo el planeta. Cualquier persona que destaque en su trabajo a través de su talento, se hará visible como un faro en la noche. Los proyectos más innovadores quieren el talento y lo pagan. Y buscan ese talento esté donde esté, porque si hay algo más caro que pagar el talento es que lo pague tu competencia.
El 68,4 % de los españoles y las españolas entre 18 a 24 años y el 67,9 % de los que tienen 25 a 44 años están interesados en desempeñar trabajos internacionales, pero los que cuentan con más de 45 años ya no están tan dispuestos a emigrar para trabajar en otro país, dado que solo el 34,8 % ha indicado que lo haría, según datos de Educaweb.
Tenemos la posibilidad de tener un alcance global
En un entorno de infidelidad de los trabajadores y de las empresas a la mediocridad de la fuerza laboral o de los empleos basura, sin embargo el mercado laboral global ofrece la posibilidad de hacer grandes cosas con impacto en el mundo.
Nosotros como micromultinacionales de trabajo y talento somos capaces de renunciar a perder nuestro tiempo en proyectos que no nos llenan (el alma o el bolsillo). Es cierto que vivimos en un momento en el que parece que no se puede renunciar a un puesto de trabajo y a un salario, pero la realidad es que, si vemos el mundo como un solo mercado de trabajo y nuestra marca como una micromultinacional, tenemos bastantes más oportunidades de encontrar nuestro espacio laboral de lo que pensamos. Solo hay que evaluar el coste de oportunidad y a lo que somos capaces de renunciar por ello (también lo que queremos conseguir con ello a cambio).
Cuidar nuestra marca como trabajadores es una obligación
Las empresas que buscan talento exigen marcas personales capaces de liderar el negocio, incluso desde los perfiles más bajos y peor remunerados. Los negocios se organizan en equipos y los equipos requieren líderes que impulsen la generación de valor para el negocio. Los equipos directivos requieren talento a su servicio que les haga ser más eficientes y transformadores. Y solo podemos ser parte de ese modelo de negocio si tenemos una imagen profesional con valores y atributos alineados con el proyecto, que trabaje para dar la visibilidad y la notoriedad a nuestro trabajo y que genere las relaciones de empatía necesarias para establecer sinergias dentro y fuera del negocio.
Seas una persona que trabaje por cuenta propia o trabajes por cuenta ajena siempre serás mejor si tienes una marca profesional cuidada, alineada, coherente contigo misma, que establezca sinergias con aquellas otras marcas personales que te rodean dentro y fuera de tu negocio.
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