Estamos viviendo un momento muy complejo. Sin embargo, te aseguro que “ahí fuera” hay un mundo lleno de oportunidades y que queda mucho “partido por jugar”.

En el escrito anterior recordaba que esta Escuela de Inteligencia Directiva nació hace 5 años, concretamente en abril del 2015. Y el primer post de entonces comenzaba con la siguiente entrada: “Cada cierto tiempo me llega, a través de mis contactos en redes sociales, la siguiente cita de Steve Jobs: “lucha por tus sueños, porque si no trabajarás para hacer realidad los de otros”. Ciertamente, es una frase que engancha mucho”.
Y luego continuaba así: “Lo curioso es que Steve Jobs necesitó que miles de personas trabajaran para él (bien directamente en Apple, bien a través de empresas subcontratadas) para que sus sueños (los de Jobs) se hicieran realidad. Y a tenor de las dos biografías que he leído sobre su vida, Jobs no siempre se caracterizaba por preocuparse del bienestar de las personas que formaban parte de su entorno, pudiendo llegar, a veces, a ser muy cruel y manipulador”.
Si algo caracteriza el mundo en el que vivimos hoy es el de su extrema competitividad. Occidente (Estados Unidos y Europa) ya no marca la pauta global del desarrollo económico y social. Los países asiáticos (sobre todo, China) han roto ese monopolio. Por supuesto, también está la influencia de la Rusia post-comunista, llena de petróleo y gran cantidad de materias primas.
La explosión de internet, el avance de las tecnologías basadas en la digitalización y la inteligencia artificial, y, sobre todo, el comercio electrónico, han venido a hacer más compleja aún la foto. A primera vista, el panorama puede resultar abrumador. Los “golpes” vienen por todas partes.
La pandemia por Covid es algo así como la guinda del pastel, porque ha acelerado todo lo dicho en los dos párrafos anteriores.
Y sin embargo, los fundamentos básicos de la economía (carrera universitaria que cursé) no han cambiado. El primer día del primer curso, en la asignatura de teoría económica, se nos enseñaba lo siguiente:
“La economía es el estudio de la forma en la que la sociedad decide qué se va a producir, cómo y para quién. El objeto de la economía es el estudio de la conducta humana relacionado con la producción, el intercambio y el uso de los bienes y servicios. El problema económico central de la sociedad es cómo reconciliar el conflicto entre las necesidades y deseos casi ilimitados de los individuos de bienes y servicios y la escasez de recursos (tierra, trabajo y máquinas) necesarios para producirlos” (Stanley Fischer y Rudiger Dornbusch en su libro “Economía”, de la editorial McGraw-Hill, 1983).
Y los fundamentos básicos de gestión empresarial tampoco han variado. La Revolución que estamos viviendo ha transformado unos sistemas y procedimientos que ya existían, pero no ha habido prácticamente cambio alguno en la forma de tomar decisiones importantes en los negocios o el gobierno.
En los últimos doce años (que es el tiempo que lleva funcionando mi empresa) he visto de todo. Compañías que han desaparecido, de la noche a la mañana, porque no han sabido interpretar cómo estaba cambiando el entorno (el próximo y el lejano), y por lo tanto, no han sabido cómo adaptarse. Y con la pandemia, unos cuantos sectores se han quedado obsoletos de manera instantánea. Es como si un tsunami hubiera aparecido de repente, arrasando todo lo que se encontraba a su paso.
También he visto el caso de empresas nuevas que han tenido crecimientos fulgurantes, porque sí han interiorizado cómo es la nueva realidad, pero que se han pegado el batacazo porque no han digerido bien el éxito y sus consecuencias para la organización.
Por lo tanto, si nos aislamos del “ruido” y pensamos con la cabeza fría, podremos concluir que:
- Las necesidades siguen siendo infinitas, y por lo tanto, también lo son las oportunidades de negocio.
- Los recursos siguen siendo escasos para todas las necesidades que hay.
- En los mercados, en general, hay abundancia de oferta, o lo que es lo mismo, una lucha feroz por vender. Sin embargo, de repente, aparece “alguien” con un producto o servicio nuevo, totalmente diferente, u ocurre “algo” imprevisto que cambia por completo las reglas del juego de ese mercado, dejando desfasada a toda la competencia. Con el tiempo, esta reaccionará, pero hasta entonces, ese alguien rompedor va a convertirse en la referencia para la demanda.
En esta Escuela de Inteligencia Directiva queremos enseñarte a competir, a adaptarte. Eso significa definir qué tienes que hacer, cómo y para quién. Queremos que seas ese “alguien” que de repente, irrumpe en un mercado y cambia las reglas del juego.
La clave está en el Pensamiento Estratégico Creativo, es decir, partir de una interpretación de la realidad tal y como es (y no tal y como nos gustaría que fuera), para después aplicar la creatividad y la innovación a la propuesta que queramos hacer llegar al mercado.
Este “juego”, además, va de aunar necesidades y sueños. Propios y ajenos. La actividad empresarial y profesional se desarrolla en un sistema que tiene cinco elementos:
- Propiedad
- Clientes
- Suministradoras
- Trabajadoras-colaboradoras
- Sociedad
Para que el sistema esté sano y pueda seguir desarrollándose, tiene que haber un equilibrio que satisfaga a esos cinco elementos. Si falla uno, el sistema se cae, es decir, no hay actividad económica.
Steve Jobs planteaba la actividad profesional como una lucha de sueños (“los tuyos o los de otros”). En la Escuela de Inteligencia Directiva la planteamos como una confluencia de los sueños de todos los elementos citados anteriormente. Es decir, tejer redes o establecer conexiones y alianzas con personas y/o empresas que nos complementen, de manera que podamos ofrecer una propuesta atractiva e imbatible a nuestro mercado. Eso es ejercer el liderazgo compartido.
¿Cómo se concreta ese ejercicio de liderazgo compartido? De ello hablamos en el siguiente post.
Y la canción de hoy es…
La canción que despide este post es “Dancing in the dark”, de Bruce Springsteen. Es un tema de principios de los 80, pero sigue sonando actual. Esta versión es un directo en Londres, en 2013, celebrando el trigésimo aniversario del “Born in the USA”, álbum en el que aparecía.
Esta canción es fruto del enfado y la presión que sentía Springsteen por tener que componer un hit, un éxito. Y acertó de pleno. Fue el mayor single de su carrera, alcanzando el número 1 en todas las listas del mundo.
Estamos viviendo un momento muy complejo. Sin embargo, te aseguro que “ahí fuera” hay un mundo lleno de oportunidades, y que queda mucho “partido por jugar”. Te lo iremos contando.
Intentamos hacer una escritura con palabras neutras que valgan para ambos, pero cuando no lo conseguimos, utilizamos el femenino como genérico para hacer más fluida la lectura de este texto.
Deja una respuesta